December 12, 2022

¿Por qué nunca tengo plata?

A veces me pregunto por qué nunca tengo plata.

Y bueno, la respuesta es un poco obvia, y es que me la gasto. Pero si eso fuera todo lo que hay que decir, no tendríamos post. Y acá estamos.

Creo que hay mucho que decir detrás de esta simple frase y quisiera explorar las que me parecen las principales razones:

La lógica matemática financiera nos dice claro que si tengo algo y le resto, le resto, le resto, eventualmente se acaba. A no ser que entre más de nuevo. Y se repone. Un poco como la vida de las personas que reciben un sueldo mes a mes. A fin de mes se repone su ingreso y vuelven a tener plata. Hasta que se la gastan. Los números son exactos. Si tengo 10 y le saco 8, me quedan 2.

En este caso el problema puede ser objetivo y medible y deberse a que estés gastando todo lo que ganas, o peor aun, que estés gastando más de lo que ganas. Ahí bueno, no habría mucho que profundizar. Efectivamente es la situación que nos deja sin plata. No lo digo yo, lo dice la ciencia.

Pero quiero que exploremos más otros caminos, más allá de lo numérico.

Una de las principales razones por las cuales puedes “no tener plata” puede pasar por tus expectativas. Es decir, puede ser que sí tengas plata, que objetivamente mires tu cuenta en el banco y tu saldo sea mayor a cero, pero que no tengas la cantidad que te gustaría y esto te deja en una posición de frustración donde interpretas lo que tienes como menos de lo que es.

"Me lo merezco" me decía. "Es sólo dinero" me decía. Hasta que me quedé sin plata para algo importante.

En este caso te invito a evaluar si tus expectativas efectivamente se alinean con lo que quieres permitirte esperar, ya que muchas veces la fuente de nuestra frustración no proviene de la realidad misma sino de nuestro desajuste de expectativas en contraposición a esa realidad.

Otra alternativa es “reprogramarse” y empezar a ver el vaso medio lleno en vez de medio vacío. Y no digo que sea instantáneo o fácil, pero digo que si uno ni siquiera se lo propone, ya tiene la batalla perdida. Intenta ver las cosas con otros ojos, otro prisma, otra perspectivas. ¿Cómo era esa frase célebre que decía que uno no necesariamente tiene que estar de acuerdo con lo que piensa? Creo que aplicaría bien acá. A veces es necesario cuestionarse a un@ mism@.

Y bueno, hay un tercer punto que vive un poco en el medio entre estos dos que ya vimos.

Es un tema semi numérico pero que se mezcla con la percepción.

Hoy en la mañana tuve que salir muy temprano y entre el apuro y entre que me demoré en arreglarme, pasé a comprarme un café. Me costó $1.890. No me pareció una cifra descabellada. Pero es porque fue solo uno. ¿Y si hubieran sido cinco? Yapo, pero ponte seria. Nadie se toma 5 cafés de una. Obvio no (¡espero que no!). Pero y si nos tomamos uno al día, efectivamente son 5 a la semana.

Y 5 cafés a la semana son 22 cafés al mes.

Ya me da nervios seguir contando y creo que ya saben un poco hacia dónde voy: todos esos gastos parecen pequeños. Y es que lo son.

El problema está cuando se agregan o juntan en un contexto o en mucho tiempo y pueden pasar a ser tan significativos o incluso más significativos que ciertos gastos fijos. Los gastos “hormiga”.

Le he preguntado a mucha gente qué hace para controlar este tipo de gastos y he visto respuestas tan variadas como “anotar cada gasto en un excel” o “llevar un control exhaustivo de todo lo que sale”, pero creo que esas estrategias no le funcionan a todo el mundo. Y comprendo el porqué.

Un par de alternativas que se me ocurren son por ejemplo apartar un monto exclusivo para tus gastos, una “mesada” y ponerla en una cuenta aparte, que no sea la cuenta donde llegan tus ingresos. Ni siquiera tendría que ser otra cuenta de banco, ya que pueden cobrar comisiones por mantenciones o cosas así. Pueden ser algunas de las alternativas de débito prepago que hay. La clave está en que tu cuenta trabaje para ti y no tú para tu cuenta.

Si tienes todos tus gastos en el mismo lugar, te requerirá mucho tiempo o esfuerzo identificar cuánto has gastado de qué categoría y cuánto te “queda”, mientras que si lo haces de esta forma, esa cuenta estará trabajando para ti.

Otra alternativa que se me ocurre es definir un monto límite en una tarjeta de crédito que se use sólo para tus gastos personales, y bueno, obviamente revisar que no te pases de ese límite.

El principio de fondo es el mismo: separar un monto para tus gastos, que sea algo pensado y a conciencia, que no sea “lo que quedó” y encuentra una forma de controlarlo sin controlarlo. Ves la magia?

Y bueno, si necesitara definir cuánto sería el monto adecuado para mí sólo me preguntaría: “si tan solo tuviera una excelente Inteligencia Artificial a mi disposición.. Si tan solo supiera de un lugar donde pudieran acompañarme a tomar buenas decisiones financieras… si tan solo hubiera un lugar dónde pudiera ordenar.me

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